martes, 3 de agosto de 2010



¿Quién no ha sentido alguna vez el mordisco de la desilusión más intensa mordiéndole la carne, y en una actitud infantil cree poder ir contra su propia naturaleza, convirtiéndose en aquello que no es ni será, como una venganza contra la decepción?¿Quién puede creer que alguien que se ha dado sin medir a los demás puede verdaderamente andar narcotizado por un mundo helado con su verdad muerta a cuestas?
¿Quién iba a creer a Eladia que se convertiría en un robot latiendo al compás del reloj?
Sin embargo, ¿hay un tango más tangueramente tango que éste que remite a los dolores más recónditos del alma, aquellos que se producen cuando con la ilusión solo se puede hacer un lindo paquetito?
Sin querer entrar en polémica con los tangueros, pareciera ser que el tango pega tan adentro de los más profundos sentimientos humanos, porque tiene algo de infantil, algo de omnipotencia y de verdad revelada y de ilusiones perdidas, lo que llaman los psicólogos el arte de crecer y aprender a conocerse. Hay mucho de reclamo infantil en "Sin piel", mucho de "no quiero ser indiferente, no me obliguen", O no?
Es un grito desgarrado que a veces nos suena en la cabeza como todas aquellas canciones que calan hondo porque tienen que ver con la vida o con momentos de la vida, que "también es milagro, también aventura!"


Sin piel
Tango
Música: Eladia Blázquez
Letra: Eladia Blázquez
¡Ya sé! Llegó la hora de archivar el corazón...
De hacer con la ilusión, que no me va a servir
un lindo paquetito con una cinta azul,
guardarlo en el baúl y no volverlo a abrir...
Es hora de matar los sueños,
es h
ora de inventar coraje
para iniciar un largo viaje
por un gris paisaje...
¡sin amor!

Voy a aprender a llorar sin sufrir,
sin detenerme a mirar una flor,
a encallecer lentamente
¡igual que la gente sin alma y sin voz!
Voy a entender que se puede morir,
y latir... al compás del reloj;
como una máquina fiel
igual que un robot...
¡sin piel!

Después de haber sentido hasta el dolor.. a los demás,
de darme sin medir, de amar sin calcular,
llegó la indiferencia metiéndose en mi piel
pacientemente cruel, ¡matando mi verdad!
Saber que no me importa nada...
de alguna vibración pasada;
y caminar narcotizado
por un mundo helado...
¡sin amor!

Eladia Blázquez (24 de febrero de 1931 - 31 de agosto de 2005, Avellaneda, Argentina) fue una cantante y compositora argentina deTango, hija de una humilde familia de inmigrantes españoles, Eladia grabó su primer disco de tango en 1970, irrumpiendo en el machismo tanguero cuando este género se encontraba en plena crisis. Además de cantante, compositora, y autora se consagró como pianista y guitarrista. Escribió dos libros: Mi ciudad y mi gente y Buenos Aires cotidiana, también varias letras para folcroristas. Fue nombrada Hija dilecta de la ciudad de Avellaneda en 1988 y Ciudadana Ilustre de Buenos Aires en 1992. La apodaban la "Discépolo con falda", debido a su gran talento para escribir. Sin embargo, durante su carrera y aún en la actualidad sigue siendo muy criticada por los "puristas" tangueros, quienes la acusan de ser irregular respecto a la calidad de sus piezas musicales. Compuso temas de variados estilos, que contaron siempre con intérpretes de primer nivel. Primero fue la canción española, luego la melódica y sudamericana; más tarde, el folklore y finalmente la atraparon el tango y la balada.

Entre sus canciones más populares encontramos: El corazón al sur, Sueño de barrilete, Mi ciudad y mi gente, Honrar la vida, Que vengan los bomberos, Bien nosotros, A un semejante, Con las alas del alma, Si Buenos Aires no fuera así, Somos como somos, Sin piel,Prohibido prohibir, Si somos gente y Convencernos.

Murió en la ciudad de Buenos Aires, a los 74 años, debido a un cáncer terminal que padecía desde varios años antes.

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