lunes, 10 de diciembre de 2012

ODA AL CHORIPAN


En el día de los Derechos Humanos y del regreso formal a la Democracia hace 29 años, un cariñoso homenaje a nuestro querido compañero de tantas horas difíciles y felices, artífice de la democracia verdadera, acusado injustamente tantas veces por los que nada entienden a la hora de las causas y los efectos. 

Querido Choripán
Amigo nuestro
Amigo de los amigos
Y de los amigos de los amigos:

Nosotros
Los del aluvión zoológico
Los descamisados
Los cabecitas
Los zurditos de mierda
Los subversivos del orden del caviar
Los apaleados de siempre
De todas las banderas
De todos los colores
Queremos cantarte
 nuestro Homenaje
Entregarte nuestro Nobel 
Nuestro Oscar
El que sale de la panza satisfecha
Y el corazón contento

(Y el con razón contento...)

Querido choripán
Vos que sufriste
Por nuestro amor a tus olores
Y tu sabor a pueblo festejando
Señalado por tristes dedos tristes
De los que no se manchan la corbata
Que te culpan de nuestras emociones desbordadas
De los días de los actos en la plaza
De las vigilias de las leyes
De los paros
De los rejuntes de cualquier laya
Que pongan en peligro
El mundo pequeño y sucio que se armaron
A imagen y semejanza de sus cuentas bancarias.

Querido Choripán
Vos que sos todo amor
Y a veces sos algo de rabia
Nunca odio
Apenas rabia
Acompañando las previas
De aquellas primeras marchas
Te acordás?
Treinta años ya…
Cuanta agua bajo los puentes del tiempo…
En patios clandestinos
Vos vigilando desde las brasas
Que no se infiltraran los ortibas
Acompañando las palabras
De romper el miedo al miedo
Entre otras cosas
Que nos habían robado descaradamente
Estabas vos
Y la gente te extrañaba
Quería verte volver
De la mano del que fuera
Birra
Coca
Totín
Lo que fuera
Mientras nos acompañaras

Y así fue
Primero 
Marzo, treinta, te acordás?
Ya treinta años…
Después tu ausencia rabiosa y enlutada
Por las balas de la guerra
Y un diciembre con Dalmiro muerto
Salimos a recuperarte
Con nuestra dignidad y nuestra vida
En una calle llena de amor
Definitiva
multitudinaria
Y regresaste para ya no irte
De las excusas fáciles
En boca de los que no te comen
Al pie del fuego
Junto a la Dama Juana
Sino en salones donde se mide
En choripanes
El amor de los Otros por la Patria


Treinta años pasaron de esos días
De tristeza
De temor
Desesperanza
De recuerdos gloriosos
De otros días en los que vos reinabas
Hay tantos pibes
Hoy en Nuestra Calle
Que son hijos
sin saberlo
de tu picante magia…
Tanto noviazgo consumado
Entre tus panes
y tu abrasadora urgencia
que sólo el tinto apaga…
Te hiciste amor
A fuerza de seguirnos
Pintando por las noches
Consignas de Mañana
Sellando decisiones
De asambleas
Regresos por las madrugadas
De los que supieron mezclar
En su existencia
Felicidad con militancia

Querido Choripán
Sin vos no hay democracia
No hay fiesta popular
A la alegría le falta el humo
Al coraje
le grasa…
Sin vos
Qué dirán los dedos tristes
Qué señalarán como la causa
De tanta lealtad a nosotros mismos
De tanto amor a la tierra
Que no entienden
Porque es amor sin papeles
Sin renta por hectárea
Sin precio de reventa
Sin especulación inmobiliaria
A quién culparan
Cuando nos faltes
De llenar la plaza
De meter las patas en la fuente
Para gritar a quién no quiere oírlo
Que estamos orgullosos
De saber
Cuánto te merecemos
Jornada tras jornada

Querido Choripán
gracias por todo
Jamás
Jamás de los jamases
Te cambiaríamos
Por burguer foránea

Vos chorreás el olor
Del pan bueno
El sabor
de la infancia
El calor
De la juventud que lucha
La mezcla justa
De la vejez sabia…

Querido Choripán
Nunca nos dejes…
Brindamos por estos treinta años
Por otros treinta
Y otros
Y otros más
Y otros

Nunca te vayas!

domingo, 9 de diciembre de 2012

El ladrón de cerezas



Una mañana temprano, 
mucho antes del primer canto del gallo,
despertado por un silbido, me asomé a la ventana. 
Subido a un cerezo -el alba inundaba mi jardín-, 
había sentado un joven con el pantalón remendado 
que cogía alegremente mis cerezas. 
Al verme
me saludó con la cabeza, mientras con ambas manos 
pasaba las cerezas de las ramas a sus bolsillos. 
Largo rato, de vuelta ya en mi cama,
le estuve oyendo silbar su alegre cancioncilla...

Bertolt Brecht


sábado, 8 de diciembre de 2012

Canción de San jamás



Todo aquel que nació en cuna pobre, 
sabe que el pobre se ha de sentar,
un buen día, en un trono dorado: 
¡ése es el día de San Jamás!

En este día de San Jamás 
en trono de oro se sentará.

La bondad tendrá un precio ese día, 
el cuello costará la maldad,
y mérito y ganancia, en ese día, 
se cambiarán el pan y la sal.

En ese día de San jamás
se cambiarán el pan y la sal.

Crecerán sobre el cielo las hierbas, 
la piedra el río remontará,
y el hombre será bueno. Un edén 
será el mundo sin que sufra más.

En ese día de San Jamás 
un paraíso el mundo será.

Ese día seré yo aviador, 
tú ese día serás general, 
tendrá trabajo el hombre parado, 
la mujer pobre descansará.

En ese día de San jamás
mujer pobre, tú descansarás. 

Pero es muy larga ya nuestra espera.
Por lo tanto, todo esto será
no mañana por la mañana, sino 
antes que el gallo empiece a cantar.

En este día de San Jamás
antes que el gallo empiece a cantar.


Bertolt Brecht

viernes, 7 de diciembre de 2012

Algunas preguntas para un "hombre bueno"




Bueno, pero ¿para qué?
Dices que no eres sobornable,
pero el rayo que cae sobre la casa tampoco es sobornable.
De lo que una vez has dicho no te retractas.
Pero, ¿qué has dicho?
Dices que eres honesto, que lo que piensas lo dices.
Pero, ¿qué piensas?
Que eres valiente. ¿Contra quién?
Que eres sabio. ¿Para quién?
No te preocupa tu beneficio personal.
¿El de quién entonces?
Que eres un buen amigo. ¿De buena gente?
Entonces escucha: sabemos que eres nuestro enemigo.
Por eso ahora vamos a mandarte al paredón.
Pero teniendo en cuenta tus méritos y tus buenas cualidades, 
será un buen paredón, y te dispararemos 
con buenas balas de buenos fusiles 
y te enterraremos con una buena pala en una buena tierra.


Nuestras derrotas no demuestran nada...
Cuando los que luchan contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad de los que están a salvo es grande.

¿Por qué se quejan ustedes?, les preguntan.
¿No han combatido la injusticia? Ahora
ella los derrotó.
No protesten.

El que lucha debe saber perder
El que busca pelea se expone al peligro.
El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.

Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?
¿Acaso somos
vuestros enemigos los que somos
enemigos de la injusticia?

Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón la injusticia.

Nuestras derrotas lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia.
Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.

Bertolt Brecht



jueves, 6 de diciembre de 2012

¿De qué le sirve poder dudar a quien no puede decidirse?


Loa de la duda, de Bertolt Brecht: "Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes. 
Permite, por lo tanto, a los dirigidos dudar."

Loada sea la Duda!
Os aconsejo que saludeis serenamente y con respeto
a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa. 
Quisiera que fueseis avisados y no dierais
vuestra palabra demasiado confiadamente.

Leed la historia. Ved
a ejércitos invencibles en fuga enloquecida. 
Por todas partes
se derrumban fortalezas indestructibles,
y de aquella Armada innumerable al zarpar 
podían contarse
las naves que volvieron.

Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible, 
y un barco logró llegar
al confín del mar infinito.
¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza 
ante la indiscutible verdad!
¡Oh valeroso médico que cura 
al enfermo ya desahuciado!

Pero la más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza 
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores.

¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio! 
¡Cuántas víctimas costó!
¡Qué difícil fue ver
que aquello era así y no de otra forma!
Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el 
libro del saber.

Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras 
generación
de él se alimenten juzgándolo eterna verdad. 
Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca. 
Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas 
experiencias
hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.

Y que, otro día, un hombre, gravemente, 
tache el principio del libro del saber.
Instruido
por impacientes maestros, el pobre oye
que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera
del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona. 
Verdaderamente, le es difícil
dudar de este mundo.
Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa 
en que no ha de vivir.

Pero también suda a mares el hombre que construye su 
propia casa.
Son los irreflexivos los que nunca dudan.
Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el 
caso,
son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen 
ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos 
los escuchan con oídos de espía.

Frente a los irreflexivos, que nunca dudan, 
están los reflexivos, que nunca actúan. 
No dudan para llegar a la decisión, sino 
para eludir la decisión. Las cabezas
sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave 
advierten contra el agua a los pasajeros de naves 
hundiéndose.

Bajo el hacha del asesino,
se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también. 
Tras observar, refunfuñando,
que el asunto no está del todo claro, se van a la cama. 
Su actividad consiste en vacilar.
Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.» 
Por eso, si alabáis la duda,
no alabéis, naturalmente,
la duda que es desesperación.

¿De qué le sirve poder dudar 
a quien no puede decidirse? 
Puede actuar equivocadamente 
quien se contente con razones demasiado escasas, 
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes. 
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
dudar.



Bertolt Brecht


miércoles, 5 de diciembre de 2012

No aceptes



No.
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar. 



Bertolt Brecht

martes, 4 de diciembre de 2012

Preguntas de un obrero ante un libro


Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó? 
En los libros figuran los nombres de los reyes. 
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra? 
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron? 
La noche en que fue terminada la Muralla china, 
¿adónde fueron los albañiles? 

Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió? 
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? 

Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? 

Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban 
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India. 
¿Él solo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero? 
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años. 
¿Quién  venció, además?


Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria? 


Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?

Una pregunta para cada historia.



Bertolt Brecht


lunes, 3 de diciembre de 2012

Palabras de un obrero a un médico


¡Nosotros sabemos lo que nos enferma!
Cuando nos sentimos mal nos enteramos
que eres tú el que nos va a curar.

Durante diez años, nos dicen,
en hermosas escuelas
construidas con dineros del pueblo,
aprendiste a curar, y tu ciencia,
te ha costado una fortuna.
Tienes que saber curar.

¿Sabes curar?

En tu consultorio
nos arrancan los harapos
y tu aplicas el oído a nuestros cuerpos desnudos.
Una mirada a los harapos te informaría mejor
sobre la causa de nuestra enfermedad. La misma causa
desgasta nuestros cuerpos y nuestras ropas.

Dices que el dolor en el hombro
proviene de la humedad, de la que
también proviene la mancha que hay en la pared de nuestra casa.
Dinos entonces:
¿De dónde proviene la humedad?

Exceso de trabajo y falta de comida
nos hacen flacos y débiles.
Tu receta dice:
"Tiene que aumentar de peso".
Es como decirle al junco
que no debe mojarse.

¿Cuánto tiempo nos dedicas?
Es evidente: la alfombra de tu casa
cuesta tanto como cinco mil consultas.

Probablemente dirás que eres inocente.
La mancha de humedad en la pared de nuestra casa
dice lo mismo.

Dr. Favaloro.
Bertolt Brecht    

        

domingo, 2 de diciembre de 2012

No me vengas con el caballo cansado...



SI...
Si conservas tu serenidad,cuando todos a tu alrededor la pierden y te echan la culpa;
Si puedes confiar en ti mismo, aunque los demás duden de ti;
Si eres capaz de esperar sin cansarte;
Si eres capaz de perdonar una mentira;
Si sintiéndote odiado, no sabes odiar;
Si puedes soportar oír como la verdad que tu has dicho, muchos la mal interpretan;
Si ni amigos ni enemigos pueden dañarte;
Si puedes soñar,sin que tus sueños te dominen;
Si sabes pensar sin querer imponer tus pensamientos..

DESPUES NO TE QUEJES CUANDO TODOS
a tu alrededor pierdan la calma y te echen la culpa DE TODO;
duden de ti sin motivos;
crean que puedes esperar eteeeernamente sin cansarte;
que eres capaz de perdonar tooooodaaaaass las mentiras;
que pueden pisotearte porque total, no sabes odiar;
que puedes soportar para siempre que te malinterpreten;
que nada es capaz de dañarte;
y que tus sueños no valen una poronga porque ni siquiera por ellos te juegas;
o que no eres capaz de pensar sólo porque te niegas a imponer tus pensamientos...

Es probable que hayas alcanzado la plenitud, que hayas llegado a ser persona y que todos te amen, pero también es probable que te importe ya un carajo para entonces...

sábado, 1 de diciembre de 2012

O todos o ninguno

Día de la Lucha Mundial contra el SIDA
Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda 
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.

O todos o ninguno. O todo o nada. 
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Hambriento, ¿quién te alimentará? 
Si tú quieres pan, ven con nosotros, 
los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino. 
Los hambrientos te alimentarán.

O todos o ninguno. O todo o nada. 
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Vencido, ¿quién te puede vengar? 
Tú que padeces heridas,
únete a los heridos.
Nosotros, compañero, aunque débiles, 
nosotros te podemos vengar.

O todos o ninguno. O todo o nada. 
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Hombre perdido, ¿quién se arriesgará? 
Aquel que ya no pueda soportar
su miseria, que se una a los que luchan 
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.

O todos o ninguno. O todo o nada. 
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Bertolt Brecht (1898-1956)