sábado, 12 de septiembre de 2015

El angel de la cornetita


(Foto de noticias de San Pedro o algún blog similar de noticias)
Voy a contar una historia para los que no son de San Pedro.
Los de San Pedro no la necesitan.
En mi pueblo supo haber un hombre extraño.
Se llamaba Iturbe de apellido. Roberto o algo así. Difícil saberlo, salvo el día de las elecciones (era muy radical, e hincha de Mitre, un club local famosos por las pasiones que supo despertar en sus fanas). En general, el resto de los días era Pototo.
Pototo usaba una cornetita para anunciar su paso o su llegada. En verano, vendía helados.
En invierno golosinas. En las puertas de las escuelas, sobre todo.

Lo recuerdo en la puerta de la ecuela N° 6, hace muchos años, siendo yo una alumna de tercero o cuarto grado,  muerta de miedo porque una gran tormenta se desató a la hora de salida y a mí nadie me venía a buscar. Todos se iban con sus padres o quién los llevara,  y yo ahí, bajo el alero de entrada, esperando, viendo llover bajo el viento huracanado.
Pototo, que se había guarecido también bajo el techito, me daba ánimos. "Ya van a venir, yo espero con vos, querés un caramelo? Un chupetín? Si no vienen, cuando pare yo te llevo hasta tu casa, no es problema, siempre que paró llovió". Cosas así, supongo, era su estilo. No recuerdo las palabras exactas, las imagino.
Finalmente, apareció mi papá en su Siambretta y nos fuimos bajo la lluvia.
Ese es el primer abandono que logro recordar (sé que hubo otros antes y después, pero cuando me dicen 'abandono', me salta ese recuerdo). Y sin embargo, Pototo estaba ahí. Pototo no te abandonaba! Pototo siempre está.
O estaba.
Después crecí, creo, y lo seguí viendo en los actos radicales,  muy feliz en el 83 Pototo, en los partidos de Mitre,  no sé, uno tiene imágenes dispersas e inventa un poco alrededor para completar el recuerdo, no es mala fe, es un intento desesperado de no perder lo que se ha sido.
En la puerta de la escuela N° 1 cuando llevaba a mis hijos, seguro que estaba. Eso sí.
Mi hijo Juan le ha escrito un pequeño homenaje que leí hace un rato y cuenta que tuvo el placer de comprarle un helado no hace tanto. Pero no para él, sino para su padre, el que tantas veces renegando como buen tano agarrado, había terminado aflojando frente a la presencia de Pototo. Esas cosas de la vida te pasaban con Pototo. Las importantes.
A la hora de entrar a la escuela, Pototo te endulzaba el mal trago.
A la hora de la salida, Pototo era el guardián de la libertad.
Por eso, cuando mi amigo Juancho Correa dice "Gracias por tanto, padrastro de todos!", da en el clavo.
Pototo era el padre de todos.
Vigilando siempre que las cosas anduvieran por el carril correcto, avisando cuando algo raro pasaba, conversando con todo el mundo, siendo cortante con los cargosos, alegre con los tímidos.
Un Papá Noel sin renos, dice Gabriela Leder Kremer, "pero más cercano y más humano".
Sí. Pototo fue (les cuento a los que no son de San Pedro), el tipo que estaba siempre ahí.
En la cancha y en la calle y en la puerta de la escuela.
Foto de algún blog sampedrino.
 Pototo no era un angel enviado por Dios. Lo hacía porque vivía de eso. Y lo hacía con garbo, con solemnidad, con sencillez, con elegancia, con dignidad de trabajador. Y así fue como se  fue convirtiendo en el ángel de la cornetita. Porque nunca fue un angel, sino que se tomó 89 años para convertirse en uno. Que es el modo en que se construyen los ángeles. Día a día.
"Si no les alcanzan las monedas, yo les doy igual", decía. Y era cierto.
 ¿Dónde está Pototo?, ¿Y Pototo? Ausencias que se hacían sentir. Las veces que por enfermedad o por lo que fuera, no aparecía, ¿dónde está Pototo? 
¿Y ahora?
¿Dónde está Pototo?
Seguro que debe andar vendiendo helado por ahí, vaya a saber dónde, dándole igual a los que no les alcanza. Los ángeles suelen andar cortos de moneda siempre, así que les resultará toda una alegría con su costumbre de fiar.
 El problema va a ser cuando aparezca el Pocho Lepratti con su ristra de angelitos desharrapados detrás a reventarle el carrito. Pero Pototo te resuelve todos los problemas: en las eternidades, todo es eterno y el helado también. Los chupetines  y las mielcitas, también. Y hay para todos. Se les fía a todos.

Para algunos, esta es una despedida. Una despedida para siempre.
Sería lindo ir donde él está y comprarle un helado de limón y chocolate.
Pero no todos vamos a poder.
 Algunos sí. Por suerte hay gente pa todo, dicen, y por suerte los hay que se encontrarán con Pototo.
A esos, que algunos conozco, les pido que le manden saludos de mi parte.
Él sabe. Nunca olvidaba una cara.
Si nos vio crecer a todos. No vio envejecer a todos. A casi todo un pueblo entero. ¿Quién pudiera, no?
Quién pudiera tener ese privilegio que se ganó Pototo con su carrito y su corneta.
A fuerza de pedal, el tipo pasó a la historia.

Fotomontaje de Lucas Diez
Si  cuando van a San Pedro notan que falta algo, están en lo cierto.
Faltan muchas cosas.
Pero por sobre todo, falta Pototo.
Pototo, el padrastro de todos.
El Papá Noel sin renos.
El resumen de todo lo perdido.  


 
(Para los que no son de San Pedro, les cuento que Pototo tuvo el buen gusto de irse el 11 de setiembre de este año, ayer, con 89 años bien vividos al servicio de la infancia y  las escuelas.Un maestro. Coherencia hasta el final.) 







miércoles, 12 de agosto de 2015

Por suerte ya se fueron



Todos ellos.
Encontraron agua en Plutón, y se fueron.
Creo que fue en tiempos de mi abuela que mandaron una sonda para ver cómo era la cosa. 
Desde entonces no han parado de  irse.
Lo primero que llevaron, cuando yo ni había nacido,  fueron  los generadores de atmósfera. Convierten el hielo en agua, lo enriquecen con otras sustancias y hacen aire. Dicen que no es tan respirable como el de la Tierra, pero en menos de treinta años pudieron armar una atmósfera que en la Tierra tardó millones en formarse. Parece que los rayos del sol ahora llegan reflectados por unos espejos que hay en el espacio y entran por entre las capas de aire de manera que resulta posible vivir en las colonias. 
Mucho no nos explicaron. Ahora ya no hace falta. Las descripciones acerca de las maravillas de la ciencia   más allá de toda frontera, llegaron hasta la época en que mi padre era un joven soñador; un poco más tal vez, cuando yo era niño.
 Él recordaba, antes de morir tuberculoso, que Ellos hablaban sobre la necesidad de contar con otro planeta listo para trasladarse,  por si éste colapsaba. Decían siempre que el sol podía lanzarnos rayos superpoderosos, que un meteorito podía dar vuelta el eje de rotación del planeta, que la contaminación iba a acabar con el agua, el aire y la tierra. 
Pero cuando yo era niño ya no era necesario que explicaran nada. Todos sabíamos que era imposible mover diez mil millones de habitantes a otro planeta. ¿Cómo? ¿Con qué? Empezó la resistencia y Ellos contragolpearon con una feroz represión. nos volvimos esclavos de sus necesidades de recursos. Todo estaba claro. Y aunque les dimos pelea, estaba claro que sólo se irían Ellos. Era cuestión de resistir y esperar.  Después de todo, si vamos a morir, da lo mismo que estén acá o no.
 Y si vamos a vivir, sin Ellos tenemos mayores posibilidades.

Cien años y un poco más les llevó organizar su traslado. Hay que reconocer que son empeñosos cuando se lo proponen. 
Dejaron devastada todo lo que estuvo a su alcance, que fue TODO: tierras, aire, océanos, no quedó un rincón sin pagar su tributo al sqqueo de recursos. Tenían que pagar la ‘carrera hacia los cielos’, que ya no era un match entre potencias políticas rivales, como antaño. No, esta vez era  una carrera contra las potenciales catástrofes cósmicas que Ellos preveían mientras las generaban.
Por suerte, desde que encontraron agua en Plutón, no pararon de lanzar naves con aparatos y gentes. Parece lógico: cada una tarda nueve años en llegar, no podían perder tiempo. 
Deben haber lanzado miles. Ninguna regresa. Ni falta que hace. No hay nada para traer de allá, todo está aquí para ser llevado. Todo, menos nosotros, los esclavos, las muchedumbres silenciosas, los que pagamos sus viajes, los que trabajamos para que pudieran pagarse los pasajes a la eternidad. Mierda que nos han explotado como nunca antes!
 Muchos de nosotros, un par de miles de millones tal vez,  cayeron en medio de esa locura por completar los preparativos de su partida definitiva en menos de un siglo. Pero aún así, seguíamos siendo suficientes para seguir trabajando. Demasiados para irnos a otra parte. Demasiados para que ellos resolvieran abandonar el proyecto y quedarse.  
Muchos quisieron colarse con ellos. Intentaron subirse a sus vehículos gigantes y armaron motines y revueltas. Pero sus policías robóticos estaban programados para asesinar a sangre fría a todo el que pasara los sucesivos vallados levantados alrededor de cada nave. Todavía hoy, casi cien días después de la partida de la última nave, estamos enterrando y quemando muertos. Por lo que sabemos, lo mismo ocurre en todas las naciones. 
Ese fue su último regalito antes de partir. Eso y  liberar el virus de la gripe española.
Aún así perdieron, según supimos por la internet, una nave-almacén, otra de defensa y una de traslado de especies. Esta última es la que me apena,  allí iban animales que están al borde de la extinción acá en la Tierra. Mala suerte. Ellos decían 'efectos colaterales', 'consecuencias no deseadas'. 
Nosotros decimos 'mala suerte'.

Hay gente que se queda porque no la llevan, porque no se puede ir. Son unos cuantos. Pero otros nos quedamos porque tenemos esperanza. Que sin Ellos las cosas van a ser mejores. Que vamos a poder comenzar de nuevo. 
Claro que han dejado sus huevos de serpiente. 
Eso lo sabemos. 
Todos esos zánganos que trabajaban para Ellos, matando y destruyendo a cambio de una vida cómoda, inferior a la de sus amos pero muy superior a la  del resto de los mortales. 
Gente que tenía sirvientes y va a pretender seguir siendo servida. 
Gente que derrochaba la energía y va a querer seguir haciéndolo. 
Gente que gastaba en lavar su auto lo que alcanzaba para dar de beber a un país entero durante un día.
Ahora es cuestión nuestra sacarnos de encima esos parásitos. Hasta aquí, nos hicieron creer que los necesitábamos. Ahora. las cosas están claras:  estamos condenados. 
No tenemos nada que perder. 
Tal vez un meteorito nos reviente las costuras y nos haga saltar por los aires como chispas. 
Tal vez la gripe, la tuberculosis, el ébola, dejen la cuarta parte de nosotros en pie. 
Tal vez sea necesario eliminar a todos los parásitos que no quieren dejar de vivir cómodamente a costa del trabajo ajeno.
Cualquiera de esas cosas ya ha sido profetizada por Ellos, los que se fueron, los diez mil, como hemos dado en llamarlos, aunque sabemos que no son diez mil, tal vez sean algunos más. 
Dejaron varios millones deseando ocupar su lugar:  a cien días de la partida,  todavía se matan entre ellos reclamando sucesiones inexistentes, puestos que no obtendrán, cargos sin sentido. Usan como ejércitos propios a los comandos de esbirros que quedaron a la buena de dios, que no pueden vivir sin un patrón que los mande a matar o a morir.
Hemos dado en llamar a esta etapa la de  la primera selección natural.
Sabemos que vendrá otra, mucho más aleatoria, en la que caerán muchos justos. La selección la harán los virus y las bacterias. Tal vez yo mismo caiga en ella y por eso me apuro a escribir esto.
Después, una vez  incinerados todos los muertos, los que queden podrán volver a empezar.
Sin ricachones que mantener.
Sin gerentes que obedecer.
Sin policías que soportar.
Los sobrevivientes abandonados a su suerte, los que quedarán después de todas las calamidades.
Viviendo. 
Nada más que viviendo. 
Limpiando y reconstruyendo lo que dejaron hecho un estropicio en su apuro por partir.
Viviendo como si la tierra fuera el paraíso. O algo así, tampoco hay que idealizar las cosas.
Lo importante es que haya un nuevo comienzo.
Qué bueno que hayan encontrado agua en Plutón hace más de cien años.

Tal vez debiéramos convertir a Plutón en deidad.
Si no fuera por Plutón, todavía estaríamos soportándolos.

jueves, 30 de julio de 2015

La tristeza misma





Está echado junto al cordón, temblando de frío, bajo la llovizna.
¿Por qué no se mete bajo algún alero, en algún palier, detrás de una pared amistosa para evitarse el viento que viene del mar y corre por la calle perpendicular a la playa?
Porque en esa calle se ha estacionado un auto gris.
Y él se echó detrás, cerca del caño de escape, donde todavía debe quedar algún calor.
Si le das alimento, come.
Si le das agua, bebe.
No ladra, no gruñe, no muerde, no aúlla.
Es amable y distante.
No desea entablar ningún tipo de relación.
No mueve la cola, no agradece.
No te sigue. No trata de conseguir un hogar.
Es pura obsesión: corre detrás de autos grises, preferentemente redondeados en su forma. No importa la marca. Un tono de gris, una forma, sí.
Durante cuadras, corre detrás de ellos.
Y si se estacionan, se pone feliz, se para en la vereda, mueve la cola, salta. El conductor o el acompañante o quién sea que vaya arriba, se baja. Y ni lo miran. No se han dado cuenta de la persecución. No saben que está allí.
Él es paciente con los humanos: espera.
Y como lo que busca no aparece, se va caminando hacia cualquier parte, preferentemente donde haya otro auto gris. Y allí se echa otra vez.
Es un misterio.
A veces se reúne con otros callejeros en la esquina donde están los restaurantes ‘de todo el año’.  Deben darle algo de comer. Está allí, pero no comparte nada con los demás perros. No  ladra a las bicicletas ni a las motos, menos a otros callejeros que pasan. Observa. Mejor sería decir: contempla. Echado siempre. Temblando a veces.
Sólo se levanta y corre si ve …un auto gris. El único momento en que parece vivo.

¿Lo abandonó el dueño de un auto de ese color?
¿Falleció su amo?
Prefiero pensar que lo perdió y lo sigue buscando, que todo es un gran desencuentro y que tendrá final feliz.  “Esa espera merece una tragedia mayor que el egoísmo de alguien que un día descubrió que el cachorrito alegre dejó de resultarle  interesante”, me digo, mientras lo veo correr tras los autos grises una y otra vez, un día y otro, bajo la lluvia en invierno y el sol agobiante de la siesta en verano.El abandono de un perro incapaz de mirar a otro humano para conseguirse un nuevo hogar, me llena de resentimiento que no sirve de nada. Él lo sabe. Que no sirve de nada. Al menos, eso parece. Porque espera. Con angustia, eso sí, se le nota. Obsesivamente, espera. Y nada más.

Parece de raza, de eso perros comprados en criadero, de esas razas que inventan, que tienen ancestros chinos. Contextura fuerte, medio petisón, trompa chata y negra, patas chuequitas. Es de buen pelaje, color caramelo, y lleva un collar rojo.  Me recuerda alguno de esos  melancólicos cuentos de Vigil sobre perros perdidos.  Cualquiera lo adoptaría con gusto. Tan educado y sano.
Salvo porque él no quiere ser adoptado. 
Ni siquiera desea entablar lazos con nadie que no baje de un auto gris…
Tampoco tiene un nombre de esos que tienen por aquí todos los callejeros,  que sirven para identificarlos cuando se lastiman o se dejan de ver por un tiempo: el Negro, el Chiquito, el Rengo, la Pepa, el Flaco, la Galga, el Manchao, el Marmolado, el Torcido, la Grandota, la Lanuda,  la Buenamadre,  el Perdiguero de la Vuelta…A él nadie lo nombra. Ha hecho todo para pasar desapercibido. Y lo consiguió. 
Nadie, o casi nadie, le presta atención.
Es la imagen misma de la tristeza.


martes, 7 de julio de 2015

Boludervios triunfadores y viceversa


Triunfar. Fracasar.
Victorias. Derrotas.
De quién. Sobre qué. Sobre quién.
Ante qué. Ante quién.
¿Qué es triunfar?
¿Qué es fracasar?
¿Se puede fracasar en la vida
Si se deja de respirar, seguramente se produce algún tipo de fracaso. Y aún así, siempre habrá optimistas que en el último aliento se sentirán victoriosos y pesismistas que aún teniéndolo todo y mucho más, sentirán en la boca el ardiente gusto del polvo de la derrota. Es tan subjetivo como "quedar bien con todo el mundo".
¿Ser amable con todos los seres es una garantía de fracaso en la vida?  Incluso se aconseja intentarlo si uno desea ser un derrotado de antemano.
¿O  ese "quedar bien con todo el mundo" se utiliza como sinónimo de falsedad, hipocresía, desinterés, indiferencia o todo eso junto? En tal caso el "consejo" intenta señalar que un camino construido en base a hipocresías no tiene un futuro victorioso?
Supongamos que el intento sea exitoso, que ese sea el objetivo de la vida de la persona en cuestión, ¿igual sería un fracaso en la vida? Y a la inversa, si se fracasa en el intento de "quedar bien con todo el mundo", entonces se triunfa en la vida?  

Si no sos un triunfador, no te preocupes...

 En el camino del éxito habrá dificultades.
 En el del fracaso también. Nada garantiza que las acciones lleven a la victoria o la derrota, ni su corrección ni su interés ni su generosidad ni su locura ni nada. Las cosas pueden salir bien o mal independientemente de las intenciones, a veces hasta de las metodologías aplicadas para conseguirlas. Nadie puede garantizarnos nada, salvo este señor que le da de comer con palitos a un tigre. 
Parece que cada dolor no te hace más adolorido, más golpeado, más endeble, sino todo lo contrario, te vuelve fuerte. Agradece a los que te sopapean en casa, la escuela o la calle. Te hacen más fuerte. Agradece a cuanto golpeador se te cruce. Pero te sugiero que igualmente lo denuncies. Y si después de los golpes no logras sentirte más fuerte, no te preocupes: nadie dijo que los golpes sean vitaminas.
Sigue con otro rubro del infierno dantesco: las traiciones. Resulta que no son el camino a la decepción, el miedo y la desconfianza, el más seguro modo de volverse traidor uno mismo. no, parece que la traición lleva directo a la inteligencia. Eso indicaría que si quieres que tu hijo sea más inteligente, ¡deberías traicionarlo continuamente! Así, según parece por esta fotito tan difundida en las redes, estarías haciéndole un gran bien a pesar de que se sienta destruído como persona.
Del mismo modo, para ser hábil no alcanza con la práctica y el aprendizaje:  hay que haber sufrido muchas y variadas desilusiones. 
 Como la única forma de desilusionarse es ilusionarse antes, se supone que hay que generar gran cantidad desilusiones entre los humanos en estado de aprendizaje de habilidades para que las consecuentes desilusiones posteriores los vuelvan más hábiles.
Según los diccionarios, la habilidad es la  "capacidad de una persona para hacer una cosa correctamente y con facilidad". Proviene del latino habilitas, y hace referencia a la maña o destreza para desarrollar algunas tareas. Según la Wikipedia,  puede referirse a campos muy diferentes:  

Intelectual, toda la que tenga que ver con las capacidades cognitivas del sujeto. 
De aprendizaje, en un sujeto concreto frente a un objetivo determinado. Considerada como una aptitud innata o desarrollada, la mejora que se consiga mediante la práctica, se le denomina también talento. Puede servir para ejecutar una acción o una obra. 

Digital y/o de Información, aprendidas y  requeridas en las ciencias de la información. 
Gerencial, para la gestión de un proyecto, una empresa, la organización de una actividad, etc. 
 Sociales, conductas aprendidas que se manifiestan en situaciones interpersonales, socialmente aceptadas. 
En el ámbito de los juegos: cada una de las capacidades que los personajes de los juegos de rol tienen para realizar acciones en el curso de una sesión de juego.También las requeridas en el de cartas denominado Mitos y Leyendas. Figuran hasta las Habilidades Pokémon,  acciones  concebidas para ser usadas en los videojuegos de la serie Pokémon. (JUA!)
 Bueno, todo eso se consigue desilusionándose mucho. Así que ya sabe que en las escuelas, lo que parece carencia, vendría a ser algo así como una especie de virtud. Nadie se desilusiona por casualidad; está todo fríamente calculado.
Y finalmente, parece que la experiencia es garantía de sabiduría.
Nadie pretende desconocer el arduo camino que lleva a la sabiduría personal, que suele estar tachonado de  experiencias, muchas o pocas, las necesarias para que el sabio  reflexione y se vuelva sabio. Pero la experiencia solita sin reflexión, la praxis sin teoría, es como bien se suele decir por allí, bastante improductiva. A veces "treinta años de experiencia en..." no son más que la misma experiencia repetida durante treinta años. Y de sabiduría poco y nada. Por eso, la antigüedad se suele cobrar en el cheque del salario, ya que no siempre es capaz de garantizarnos alguna otra cosa.   Premio consuelo para todos los que buscan el saber por puro amor, por el camino de las experiencias...
 
Cuando estes mal, cuando estes solo...
¿Se te pincharon algunos de los globitos que te regalaron en la campaña electoral reciente?
No te preocupes. Sólo necesitas sonreir.
Sonríe! 

Eso sí, no te olvides que las cuentas del almacén se pagan con plata. Las de la farmacia también.
que la plata no crece en los árboles ni la cagan los perros. Que hay que ganarla dejando el sudor de la frente impregnado en las manos del patrón.
Y que los problemas son problemas porque hay que buscarle soluciones. Si no tienen solución, no son problemas, y ahí sí que estás en el horno.
Y aunque te mates sonriendo y la vida no te sonría ni un cachito, vos igual
Sonreíle!   Por testarudez nomás. De puro cabrón. De puro saber que no hay espejo que te devuelva nada, pero que igual vale la pena. Que la vida te sonría o no, no es tu problema.
Vos sonreí! Y que se metan todos sus cuentos chinos en el traste! Que después de todo, ni la chica de la foto está sonriendo, carajo! ¿A quién van a convencer así? No se los puede dejar solos, che...

Y de última,
si todo te va mal, si nada te sale y vos necesitás sentirte un  triunfador, aunque sea por un rato, anda y pedí disculpas. ¿Cómo "por qué"?
Me extraña. ¿A quién le importa si tenés razón o no? ¿a quién le importa si sos sincero? vos andá y pedí disculpas, no ves  que...
Listo. Te quedaste con la última palabra.
Ah, no, me equivoqué.  Perdón, disculpame...

sábado, 4 de julio de 2015

El libro, ese masacote de papel


“El libro como objeto sagrado se superpone siempre a la realidad más procaz del libro como mercancía. A partir de allí se generan equívocos insolubles y a menudo ridículos. La vieja disputa ‘cultural’ sobre el best-seller versus libro de calidad sólo se dirime en el tiempo –advertía Russo–. Un clásico absoluto de la literatura norteamericana, como los poemas de Emily Dickinson, podría no haberse publicado jamás; los manuscritos fueron casi azarosamente encontrados en los cajones de su escritorio después de su muerte. Esto quiere decir que una cosa es la escritura y la literatura, y otra, no siempre coincidente, el mercado y la industria del libro. Los editores y editoras, incluyendo los aparentemente más progresistas, suelen aprovecharse del limbo artístico de la producción literaria para explotar al escritor, camuflando las liquidaciones de derechos, o al traductor, pagándole cifras irrisorias por millar de palabras, aun cuando reciban generosos subsidios. Sabemos que el mercado del libro no es el mercado del arte o el espectáculo, pero a la hora de repartir los beneficios, el editor suele relegar al escritor a la condición de ‘artista desinteresado’, mientras se enfunda los royalties.”
Edgardo Russo, editor, narrador, poeta, traductor. Santafesino, 26/12/1949 - 01/07/2015

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-35978-2015-07-04.html

Boludervio desconfiado

La fe ¿mueve montañas?


CONFIANZA: dícese de la "esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea". Tambien es la "seguridad, especialmente al emprender una acción difícil o comprometida" que alguien siente interiormente.
 Según Laurence Cornu, doctora en filosofía: “la confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo”.

  

 ¿Cómo les suena el "no hagas que me arrepienta" en medio de una actitud de "no control del otro y del tiempo"? ¿Cuánta CONFIANZA real traduce ese "no hagas que me arrepienta"?

Ah, la fe...
Esa fe en lo textos cortos para transmitir buenas ideas...
Esa fe en que "si breves, dos veces buenas"... 


Ahora, entre nosotros, mirando la foto: ¿qué opinan?
 ¿Se moverá la montaña?






jueves, 2 de julio de 2015

Boludervios "juiciosos"

 Arranquemos con un poco de sentido del humor. Egipcio.
¿Antiguo? Tal vez.
No parece constituir un boludervio, ya que dejamos explícitamente fuera de esta categoría todos aquellos que apelaban al sentido del humor o eran pequeñas piezas arqueológicas de algún idioma en particular.
De todos modos, cualquiera se da cuenta que no se sostiene, es una falacia del tipo "tu quoque".  También podrá considerarse una paradoja o un  Sofisma "ad superbiam". Pero esas cuestiones clasificatorias e las dejamos a los que se dedican a etiquetar cosas, que son más de los necesarios y hacen más barullo del que uno quisiera. 

Vayamos a un boludervio  de moda en las redes.
Aclaremos de entrada que en esta frase hay más de un boludervio. Enreda  conceptos de cambio e inmutabilidad con el valor de las opiniones ajenas. Hasta se puede creer que la testarudez es una forma de grandeza. Vayamos por parte.
Grandes son los que... son grandes.
Tener un tamaño voluminoso es ser grande.
La edad también nos hace grandes: los adultos lo son por analogía con la altura. Herodes el Grande se diferencia de su hijo Herodes aunque ambos sean adultos.  
Una persona importante, ‘de elevada jerarquía’ dice el mataburros, también es un grande. Igual que alguien que se destaca en algo en particular. 
Los Grandes de España, no son precisamente muy grandes ni muy destacados, son de familia nobiliaria apenas.
El premio mayor de la lotería es ‘la grande’ o ‘el gordo’, otra vez el tamaño define. 
Vivir con lujos excesivos, es vivir ‘a lo grande’.
Y divertirse mucho es ‘pasarla en grande’.
Lo intenso y fuerte también es grande, en general ‘muy grande’, porque parece que el dolor o el placer alcanzan la categoría si exceden la grandeza ‘normal’.
Grande, pa! Es una expresión de felicitación, de estímulo. También fue una telenovela.
  “Grandes son tus maravillas, grandes son tus obras, Grande es tu poderío” son frases que se le dicen al dios al que se adhiere para alabanza de su gloria.
 De todas las acepciones, parece que el GRANDES SON se refiere a los que se destacan, son importantes o de elevada jerarquía. Casi dioses.
En este caso parece que son grandes los que son juzgados
Como los criminales de lesa humanidad, por ejemplo, o los robagallinas. O la señora de al lado, que recibe el juicio atroz de la vecina por sus sábanas demasiado manchadas tendidas al sol.
Pero no alcanza con ser Videla o Menendez o Robledo Puch o la vecina para ser grande
No alcanza con ser juzgado por “los propios actos”.
Para ser GRANDE, hay que ser juzgado POR SER QUIEN SE ES.

Y ¿Quién se es?
 ¿Uno es lo que hace o es lo que nació siendo o es lo que puede o es lo que debe ser porque si no, no será nada?
No importa. Los que son juzgados por ser quienes son, se podría decir “aquellos juzgados por su esencia, por ser lo que no pueden dejar de ser” son grandes porque NO CAMBIAN PARA COMPLACER A NADIE.
Estamos otra vez en problemas:  UNO no cambia no por no complacer a los que lo juzgan. No cambia lo que esencialmente es porque NO PUEDE. Las esencias, justamente, reflejan la parte de algo que es perdurable, inmutable, que no se puede cambiar ni modificar.
ESENCIA viene del latín essentia que a su vez proviene del verbo latino esse 'ser' (= existir), cuyo participio ens es el ente como 'ser que existe' o “ser quien es es”.
Si “ESO” que constituye la “esencia” se puede cambiar para complacer a alguien, entonces no es esencia.
La esencia es la propiedad, o conjunto de propiedades, que constituyen a una clase natural o a un individuo. Si esas propiedades se pueden cambiar “a voluntad” para complacer a otro, no son parte de la esencia o del “ser quienes son”
Con lo que llegamos a la conclusión de que todos los que somos lo que somos, que no podemos ser otra cosa que lo que somos, además SOMOS GRANDES.
Todos somos destacados, maravillosos y únicos, grandes de verdad, porque somos quienes somos y porque no podemos cambiar lo que somos, sin dejar de ser.

Entonces...
¿...tal vez se refiera a aquellas cosas que se pueden cambiar sin dejar de ser?
Por ejemplo, pongamos por caso un ente que tiene como propiedades ser 'hombre',  'guardia de subte', 'malhechor'. Eso constituye su forma de ser en el mundo, pero son propiedades contingentes, pues  puede cambiar una de ellas sin dejar de ser. Si se jubila o cambia de trabajo, sigue siendo hombre y malhechor. Si se hace bueno y se arrepiente, sigue siendo guardia de subte y hombre. Si cambia de sexo, sigue siendo guardia y malhechor. Pero si se vuelve transexual o transgénero, se jubila y se vuelve un modelo de perfección y bondad, ¿DEJA DE SER UN GRANDE?
¿Como un pobre que deja de ser pobre?
¿O un rico que entiende que la redistribución de la riqueza es su mayor riqueza?
¿O una mujer que deja de cocinar y se dedica a arreglar colectivos rotos?

¡Está haciendo trampas! 
Es verdad. Estoy haciendo trampa,  mezclando categorías, conceptos, enredando todo. Ya lo sé. Pero el cartelito de arriba en el que escrachan a la pobre Mafalda para darle mayor credibilidad al BOLUDERVIO que sustenta, también hace trampa. enreda todo para no decir algo tan simple como “dejame de joder” o “tu opinión no me importa” o “no voy a dejar de hacer lo que estoy haciendo sólo porque me critiques”.
 Dicho esto, ¿cuántas veces escuchamos decir que tal o cual “es un grande porque…”?
¿Realmente lo que hace lo hace grande? ¿O lo agrandan sólo por no poder dejar de ser quen es?
¿O lo agrandan porque así conviene a algunos que lo agrandan?

Grandes son los que leen blogs con artículos largos y hacen comentarios inteligentes sobre su contenido.

 Sé que debiera decir: Mucho cuidado con juzgarme.(punto) La (con mayúscula) piedra que hoy lanzas hacia mí, puede ser con la que tropieces mañana.  Así es como lo encuentro en los perfiles de las redes sociales.No me hago cargo, tiene una firma. 




martes, 30 de junio de 2015

El pino

Apagué los motores
y anduve a la deriva
¿cuántos años anduve 

a la deriva, el motor apagado, ni
impulso ni gobierno, sin dirección?
Me recuerdo leyendo neones
a la vera de avenidas
desiertas. ¿Cómo pudo
nevarme encima todo ese cansancio?
¿Cómo pudo acumularse, quedar ahí toda la vida?
Sacudo la cabeza como un pino. La nieve no se va.


                                                          Beatriz Elvira Vignoli,
 novelista, poetisa, periodista, traductora y crítica de arte argentina. 
Nació en Rosario , el 29 de enero de 1965. Poema del  libro: "Viernes", Ed. Bajolaluna, colección nueva/poesía.

viernes, 26 de junio de 2015

Boludervios "Cuando..."

 Arrancamos.
Una buena forma de comenzar una frase destinada a convertirse en boludervio, es el condicional "cuando". Recuerda al famoso "If". O "Si ...(tal cosa) entonces (tal otra)".
No es lo mismo, pero son parientes.
El "cuando" parece relativizar. Es engañoso.
Parece no estar generalizando nada. Estamos sometiendo en apariencia una consecuencia prevista a la existencia previa de una condición. 

¿En cuál de ambos platillos de la balanza se ha puesto el poder del amor y en cuál el amor al poder?
¿El dinero no puede usarse para lograr la paz acaso? ¿Por qué se contrapone el amor con el dinero? 
Si la balanza se inclina al revés, y hay más amor que dinero, ¿hay más paz? 
¿En serio? 
No me digas...
O sea, que cuanto más pobres seamos, ¿más fácil es obtener la paz en el mundo?
Y entonces ¿por qué se extiende la guerra de baja intensidad por todo el planeta? Si hay más pobres que aman que ricos con dinero, si hay más gente que ejerce el poder del amor que el amor al poder.
¿Por qué "Cáritas" (puro corazón y amor) hace campañas de donaciones nacionales?¿Por qué las ONG (fundadas en base a puro corazón y amor) piden subsidios para resolver cuestiones que hacen a la paz de un sector de la sociedad?
 Algo chirría y no sé lo que es. Si mezclamos dos cosas tan disímiles como tornillos con huevos, puede que al masticar la torta, algún diente salga roto, no?

 Notable. Suele pegarle fuerte a la gente que vive alguna situación extremadamente triste, como el fallecimiento de un ser querido.
En realidad, en estos casos límites, el aparato síquico no responde siempre igual. Puede ocurrir que unos lloren a mares hasta hacer su duelo y otros recién lo hayan logrado cuando consigan llorar; y eso mucho tiempo después de acaecido el hecho infausto. Depende mucho del modo en que uno aprendió a manifestar sus emociones, a expresar lo que es realmente importante. Hay personas que pueden no derramar lágrimas y sufrir mucho, otras que son más expresivas y no pueden parar de llorar, otras que se enojan y la irritación parece volverlas impermeable, pero la procesión va por dentro.
Y, dicen los que saben, que también existen quienes jamás derramarán lágrimas cuando cuenten su historia porque son enfermos. Psicópatas, sociópatas, personas que no sienten culpa ni empatía con los que sufren. Me imagino Robledo Puch, o cualquier otro asesino serial, diagnosticado como enfermo mental en base a estas caracteríticas de personalidad,  considerándose a sí mismos curados simplemente porque puede contar como mataban sin derramar lágrimas.
Este cartelito es una generalización  verificable sólo en algunas personas y que, sacado de contexto, puede producir extraños resultados. como todo lo que se saca de contexto.

 El poco decir, que en tal alta estima se tiene, puede conducir a graves errores.
a tal punto que algunos de esos mismos boludervios están dedicados a advertirnos lo que pasa cuando se abusa de ellos: