martes, 21 de diciembre de 2010

Concurso para blogs de reseñas literarias

Con el objetivo de hallar las cuatro mejores reseñas literarias de la blogosfera y premiar a sus escritores con el Marcapáginas de Plata y sendos lotes de libros valorados en total en más de 3.000 €, el Equipo de Libros y Literatura organiza los “Premios Libros y Literatura 2010”.

Para participar en él, todas las personas físicas poseedores de un blog y/o escritores habituales de él deberán inscribirse, antes del sábado 25 de diciembre de 2010, siguiendo los pasos indicados en las bases completas del concurso.

La elección de los ganadores se llevará a cabo mediante dos jurados. Dos de los premiados serán elegidos por un jurado cerrado compuesto por los miembros del equipo de Librosyliteratura.es, escritores, editores y creadores de blogs literarios. Los otros dos ganadores serán escogidos por el público en general, entre los que se sortearán tres lotes de 20 libros cada uno. El período de votación será del lunes 27 de diciembre de 2010 al miércoles 5 de enero de 2011.

También, el blog que haga difusión y consiga más clics en el banner oficial del concurso colocado en su página, será ganador de otro lote de libros. Entre los blogs difusores que no ganen, se sorteará otro lote. La resolución de los premios se hará pública el viernes 7 de enero de 2011, así como los nombres de los ganadores de los sorteos. Para más información sobre el concurso y sus premios, lee las bases completas aquí: http://www.librosyliteratura.es/concurso-libros-2010.html.


domingo, 5 de diciembre de 2010

UN VIAJE DE IDA

La vida es un viaje de ida. El problema es llegar a la estación que uno quiere y no tener que bajarse antes.

Hace pocos días, algunas noticias periodísticas daban cuenta del fallecimiento de un niño por un tumor que podría haberse generado en su trabajo en los galpones de pollos.

La reacción es inmediata: rabia, impotencia, tristeza, vergüenza.

No hace falta demostrar que el trabajo de un niño de siete años en medio de la mierda de los pollos produce cáncer.

El trabajo infantil es un cáncer en sí mismo.

Es ilegal, irracional, insano, innecesario.

No existe manera de justificarlo ni requiere de mayores análisis.

No debe ocurrir.

Pero ocurre. Y hay que caer en la suspicacia de vincularlo –tal vez, quién sabe, es probable- con un tumor para que sea noticia.

Los niños deben caer en pozos profundos y requerir de la presencia de las autoridades y los bomberos para sacarlos de las profundidades, para ser noticia. Mientras merodean basurales junto a hermanos y padres, serán parte del paisaje. Y quien sabe, hasta tal vez sirvan a las campañas electorales de los candidatos de la derecha, que impúdicamente se muestran entre los deshechos que generan, de la mano de quién se ve obligado a vivir entre ellos desde muy temprana edad.

Luego, todos pedimos justicia, que penalicen las empresas o personas que han sido negligentes o que han abusado o violado la ley. Y nos olvidamos hasta la próxima vez. Ni siquiera exigimos a los medios el seguimiento de la noticia, aunque solo sea para enterarnos que con el pago de una multa módica y un buen abogado que exija se demuestre la conexión entre cáncer y trabajo infantil, se puede zafar.

No es edificante que la gente se entere que la ley es tan fácil de cumplir, que la vida sigue, como un viaje de ida del que muchos tuvieron que bajarse muchas estaciones antes de lo previsto.

Un niño es noticia porque se hizo una cámara oculta y luego se detectó un tumor cerebral y luego se produjo la muerte; parece un hecho aislado, no hay de qué preocuparse.

Sin embargo, el pasado cercano puede darnos algunas explicaciones. Parece una eternidad desde que los productores de soja cortaban rutas y peleaban contra el gobierno por unas cantidades de dinero que nadie entendía muy bien qué representaban en términos de distribución de la riqueza.

Pues bien, ahora lo sabemos. A fines de los noventa y principios de este siglo, con la fiebre sojera, los números que barajaban los sindicatos de maestros eran bastante elocuentes: por cada hectárea de monte de fruta que se levantaba para sembrar soja, se perdían alrededor de ochenta puestos de trabajo. De hecho, recuerdo dos bolsones de pobreza extrema de la Provincia de Buenos Aires: en Río Tala y Gobernador Castro, ambos del Partido de San Pedro, hoy conocidos por la quintita para turistas de Mónica y César, antiguos paraísos de frutales: duraznos, ciruelas, naranjas… Las razones por las que se conocía San Pedro. Luego seguía la ensaimada y la Vuelta de Obligado.

Las poblaciones rurales se fueron llenando de “marginales”. Es decir, desplazados de la soja. Dispuestos a vender su fuerza de trabajo a cambio de casa y comida. La de toda la familia, incluidos los niños.

Al mismo tiempo, la organización de la producción avícola favorecía la esclavitud familiar: en esas espantosas cárceles para pollos, con olor a caca y condiciones de crianza insalubres, es rentable tener una familia que realice todas las tareas. Como además se suele dar la casa y el patrón a veces hasta trae las provisiones – suerte para los polleros que tienen tan buenos patrones y que les hacen los mandados, caray!- , si el padre de familia es algo previsor y comienza a pensar en el futuro inmediato, no es extraño que salga a hacer otras changas por ahí con los hijos mayores, mientras la mujer y los más chicos se encargan de los pollos. Hasta que el patrón se canse de hacer mandados para ellos y les pida la casa o caiga el Sindicato complicando la relación o se mueran demasiados pollos de alguna peste y la cosa se caiga, o el precio haga poco rentable la cría de aves. El patrón, ese año probablemente no cambiará la camioneta. Los polleros deberán buscar dónde vivir.

Aclaremos: supongo que no ocurre en todos los establecimientos agrícolas. No es esto un dicterio contra los productores rurales. Apenas estoy contando cosas que he visto y oído en mis años de maestra rural. ¿Tengo yo la culpa de haber visto sólo las peores muestras? ¡Cuánto me hubiera gustado visitar una granja modelo! Pero nunca pude hacerlo y es así que me quedé con esta parte de la historia, la de los que pierden.

Cuando en el año 2008 se pretendía que si uno era anti K debía apoyar a los sojeros y que si uno era K entonces odiaba el campo, era fácil caer en reduccionismos poco fiables, en los que muchas personas sufrieron agresiones injustas por intentar salir del facilismo.

Aclaremos 2: yo fui a plaza de mayo a apoyar al gobierno aunque nací en el campo y eso me valió desprecios varios de gente que se olvida que en nuestro bendito país los dueños de la tierra gestan golpes, genocidios e inútiles guerras mediáticas sólo para mantener sus privilegios. Pero la cuestión de fondo es otra muy diferente a “125 si” vs. “mi voto no es positivo”.

La gente del campo no es la que arrienda sus tierras a los pool de soja y se sientan en bares desolados y aburridos a esperar que la cosecha vaya bien para cobrar el porcentaje, sin subirse una sola vez al tractor en todo el año.

Hablemos de la verdadera gente del campo.

¿Cuánto modificó su existencia el debate por las retenciones? Yo no lo sé; me faltan datos y relatos para medir el impacto real de una pelea que se dio en algunas rutas mediáticas y el centro porteño. Aún así, aquella falacia campo-anticampo sirvió para descubrir algunas cosas. Que no se estaban discutiendo réditos políticos, electorales o sectoriales de algunos dirigentes, de algunas líneas internas. Ni retenciones más o menos fluctuantes, más o menos altas o bajas. Para muchos ciudadanos fue la oportunidad de enterarse como funciona la economía rural. Para otros, la de identificar quién es quién.

Para muchos de nosotros, se estaba discutiendo de niños que trabajan, van a la escuela una o dos veces por quincena para no levantar la perdiz, que se enferman y mueren. Caras y nombres concretos. Olores a bosta. Médicos siempre demasiado lejos. Escuelas con ritmos de asistencia marcados por las necesidades de los patrones. A las que se llega caminando mucho para comer a veces un poco, y, sobre todo, darse permiso para jugar, para ser niño, para aprender también. Pero sobre todo para jugar. Tarea inalienable de la infancia que deberíamos defender con la vida.

Y para los que se trataba de esto, de recuperar la dignidad del verdadero hombre de campo y su familia, siento que quedamos a mitad de camino en aquella discusión.

Que terminamos siendo condescendientes, porque no nos bancamos más enfrentamientos, porque desconfiamos cuando no podemos debatir tranquilamente y hallar soluciones entre todos, porque todavía tenemos demasiado miedo de tocar hilos que nos devuelvan a un pasado en el que las mayorías pagamos el precio de habernos atrevido. Porque las estructuras vinculadas a la tenencia de la tierra están construidas sobre cuerpos y sangre. Y sin embargo, aún cuando escondamos la cabeza como el avestruz, la realidad nos golpea: niños que mueren, dueños originarios de la tierra reprimidos y asesinados en Formosa por reclamar lo que les pertenece.

Evidentemente, los problemas que no se enfrentan, regresan a cada rato.

Si la vida es un viaje de ida, cada uno debería poder bajarse en la estación a la que desea llegar y no antes.

jueves, 2 de diciembre de 2010

La rubia tarada

La Rubia Tarada no medía más de un metro y medio, y eso contando sus sandalias con diez o doce centímetros de plataformas revestidas en corcho. Tenía el pelo teñido de rubio y extensiones más rubias aún. En el pantalón blanco se podía leer, bordado sobre abundantes y carnosas nalgas, un ofrecimiento desinteresado: "Con todo mi amor".
La Rubia Tarada se paseaba nerviosamente entre el poste indicador de la parada de la línea 24 y la mitad de la calle, mostrando sus uñas fucsia fosforescente en pies y manos y su fogosos nervios, alterados por la espera de casi un minuto. Ella era, si vamos a seguir un orden en las cosas, la primera de la fila que esperaba el veinticuatro. Seguía una muchacha regordeta, detrás una señora mayor acalorada, una morocha de tacos aguja, un joven medio dormido y un señor cincuentón con portafolios.
Por suerte, la parada está sobre una plaza, con garita techada, espacio para esperar entre los árboles, viendo niños jugar y, aquella mañana, un tambor murguero practicando sus ritmos. Todo podía hacer la espera bastante agradable, poniendo un poco de voluntad.
Pasados dos minutos, la Rubia Tarada, sin detener su nervioso deambular, comenzó a mirar a las personas de la fila y hacer caras extrañas, intentando comunicarse con alguno de ellos.
Todos parecían ausentes: a las ocho y media de la mañana de un lunes, es posible creerse parte del mundo, pero cada cual sigue aún navegando sus sueños. Menos la Rubia Tarada que dijo "Qué barbaridad!"
En eso, se puede ver aparecer una unidad de la gloriosa línea veinticuatro, que atraviesa la ciudad de punta a punta, y la Rubia Tarada se paró en medio de la calle con su brazo en alto, inútilmente en alto, pues aquél veinticuatro estaba completísimo y no se tomó el trabajo de parar ni siquiera para pedir disculpas.
Bastante habitual para la hora que los colectivos pasen llenos y no se detengan. Uno suele jugar en algunos días a "el tercero es el vencido" y espera. O se va camino al subte o la parada de otra línea más aliviada. Así lo hizo la muchacha de altos tacos-aguja y escueto vestido negro, que chasqueó los labios y rumbeó para el lado de Corrientes, en busca de vaya a saber qué milagro del transporte público.
La Rubia Tarada parecía de hielo, pero había bajado el brazo y se hamacaba nerviosamente sobre sus plataformas.
En eso, nuevas esperanzas en el horizonte de la cuadra: aparece otro veinticuatro. De lejos ya podía verse que no iba a parar, por lo que la Rubia Tarada no levantó el brazo y tuvieron que hacerlo otros en la fila. Igual no se detuvo. Entonces la Rubia Tarada, triunfal, volvió a la vereda, miró a todos, uno por uno a la cara y buscó alianzas para sus "qué barbaridad", "qué desastre", qué país de mierda".
A esas alturas, con dos chances perdidas, la paciencia se acortaba en la cola de la espera. La señora con calores la miró, se dio vuelta y vio a varios meneando la cabeza.
Y apostó a sacarse los calores de encima de una sola vez: "Mirá querida, si te parece que este es un país de mierda porque pasan dos colectivos llenos, lo mejor sería que que te vayas para Miami o España y hagas tu vida en otra parte, a ver si te va mejor". La Rubia Tarada empezó a abrir la boca, buscando solidaridades, pero todos se entretenían mirando el piso, el cielo o la nada misma. Tal vez quería decir algo, pero no pudo pues la señora mayor era más rápida a la hora de articular sonidos y dijo "no nos hace ninguna falta en este país una persona que no puede esperar un colectivo sin alterarse".
Es probable que más de uno estuviera en desacuerdo con aquella sentencia, pero nadie tuvo interés ni deseo de apoyar a la Rubia Tarada. Por lo cual, ésta cerró su boca, miró otra vez a todos los de la fila para constatar su soledad y volvió al medio de la calle revolviendo su enorme cartera dorada.
Cuando hubo sacado un enooorme celular de esos que se manejan pasando un minúsculo dedito por una enooorme pantalla, se acomodó los anteojos negros sobre la frente, cuidando de no despeinarse y buscó con su uñita fosforescente algo en el aparatito. Entonces, se puso el teléfono en la oreja y habló. Dijo hola y dijo te pido disculpas y dijo que llegaba tarde porque en este país de mierda no se puede confiar ni en el transporte y dijo no sabés, la gente está como loca, quieren prender fuego todo, y dijo supongo que en una hora llego y no se sabe qué más dijo porque en eso apareció el tercer veinticuatro, que paró frente al poste (por lo que la Rubia Tarada debió correrse para evitar ser aplastada contra el pavimento), y abrió su puerta invitando a subir.
Entonces, en la fila, todos esperaron respetuosamente que la primera, nuestra adorable Rubia Tarada, subiera. Pero ella, sin dejar de hablar por teléfono, se dirigió al poste con el cartel indicador, se apoyó en él y siguió hablando. La chica regordeta dio paso a la señora acalorada, el muchacho medio dormido le dio paso a la chica regordeta y al hombre de portafolios y subió último. El chofer gritó "listo?" y cerró la puerta. Y arrancó.
Y la Rubia Tarada se quedó apoyada allí, hablando por teléfono y esperando su propio colectivo, el adecuado a su histérico modelo de país que, por el momento, la tiene paralizada y quejosa junto a un poste.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Florecerán mil escuelas...

Por Ariel Montero

En agosto (ver al final nota del diario La Nación) la senadora Hilda Chiche Duhalde propuso dejar de construir caminos y hacer más cárceles como respuesta a los problemas de inseguridad, sobre todo en el conurbano bonaerense.

Desde mayo de 2003, con la asunción como presidente de Néstor Kirchner, la Secretaría de Obras Publicas del Ministerio de Planificación invirtió mas de 1.800 millones de pesos en la construcción de escuelas. La Presidenta Cristina, inauguró hoy la escuela número mil, en la provincia de San Juan que lleva el nombre de Presidente Néstor Kirchner. También se inauguraron tres escuelas más, en las provincias de Córdoba, Santiago del Estero y Buenos Aires.

En 2003 el gasto en educación por parte de la Nación y las Provincias representaba el 3,64 % del PBI. En el presente año la inversión en educación representa el 6,02%. El presupuesto del 2003 en pesos era de 14.501 millones en el 2010 es de 89.924 millones de pesos. Esta cifra incluye el dinero administrado por Obras Públicas para la construcción de escuelas, la compra de las netbooks, realizada por la Anses, para los alumnos secundarios, entre otros.

Este año se puso en marcha el presupuesto adicional de 800 millones de pesos para la construcción de escuelas técnicas, en el marco que otorgó la Ley de Educación Técnica Superior. Durante los noventa, producto de la política de desindustrialización llevadas a cabo por el ministro de economía Domingo Cavallo y el presidente Carlos Menem cerraron 182 establecimientos técnicos.

Desde el Ministerio de Educación se afirma que, con las nuevas escuelas y la reparación de otras que se encuentran en pésimo estado, el incremento salarial percibido por los docentes y otras medidas tomadas en los últimos años mejoraran el nivel educativo argentino. El ministro Sileoni, reconoce, que los "beneficios de esta política se verán a largo plazo, porque los resultados de un cambio como el que se está ejecutando se ven reflejados en su totalidad una década después”.

Tomando algunas cifras podemos destacar que el período de los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández son el segundo periodo de mayor construcción de escuelas en la historia nacional, después del plan quinquenal de Juan D. Perón entre 1947 y 1951. En los últimos 34 años sólo se habían inaugurado 427 escuelas. El gobierno de Carlos Menem apenas construyó siete; el de Fernando de la Rúa, ninguna.

Mientras algunos proponen poblar el país de cárceles, el gobierno nacional y popular CONSTRUYE INCLUSIÓN SOCIAL ABRIENDO UNA ESCUELA CADA DOS DÍAS Y MEDIO.

He aquí la nota de "La Nación":

Chiche Duhalde propone hacer menos caminos y más cárceles

Antes de ingresar al Consejo de la Seguridad bonaerense, la senadora cuestinó la política del gobierno provincial; "Necesitamos que los delincuentes tengan un lugar de contención", dijo

Antes de ingresar al Consejo de Seguridad bonaerense, la senadora Hilda "Chiche" Duhalde (Peronismo Federal) pidió construir más cárceles y menos caminos.

"Si tenemos que dejar de hacer caminos para construir más cárceles, hagamos más cárceles", dijo la dirigente en declaraciones a la prensa.

"Estamos en un momento muy difícil. El Gobierno dijo que el problema es de la Justicia, pero yo creo que es más complejo. Acá necesitamos que quienes delincan tengan un lugar de contención", explicó la senadora.