Arriba, azul.
Tres cóndores vuelan
entre la cumbre y la casa.
Van y vienen.
Arriba, azul.
Y más abajo, la siesta y el silencio.
Lo único estridente es el sol.
El verde de los sauces.
Un tímido arrimar de primavera.
Podría escribir un haiku
si quisiera.
Pero no.
(Hay quien dice que en los valles somos vagos.
Pero no. Aquí la vida es dura.
La placidez no es vagancia.
Es serena aceptación.
Tal vez, sabiduría)
Arriba, azul.
Aquí el silencio.
Tres cóndores volando
entre la siesta y el cerro.
Tres cóndores vuelan
entre la cumbre y la casa.
Van y vienen.
Arriba, azul.
Y más abajo, la siesta y el silencio.
Lo único estridente es el sol.
El verde de los sauces.
Un tímido arrimar de primavera.
Podría escribir un haiku
si quisiera.
Pero no.
(Hay quien dice que en los valles somos vagos.
Pero no. Aquí la vida es dura.
La placidez no es vagancia.
Es serena aceptación.
Tal vez, sabiduría)
Arriba, azul.
Aquí el silencio.
Tres cóndores volando
entre la siesta y el cerro.
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