sábado, 4 de julio de 2015

El libro, ese masacote de papel


“El libro como objeto sagrado se superpone siempre a la realidad más procaz del libro como mercancía. A partir de allí se generan equívocos insolubles y a menudo ridículos. La vieja disputa ‘cultural’ sobre el best-seller versus libro de calidad sólo se dirime en el tiempo –advertía Russo–. Un clásico absoluto de la literatura norteamericana, como los poemas de Emily Dickinson, podría no haberse publicado jamás; los manuscritos fueron casi azarosamente encontrados en los cajones de su escritorio después de su muerte. Esto quiere decir que una cosa es la escritura y la literatura, y otra, no siempre coincidente, el mercado y la industria del libro. Los editores y editoras, incluyendo los aparentemente más progresistas, suelen aprovecharse del limbo artístico de la producción literaria para explotar al escritor, camuflando las liquidaciones de derechos, o al traductor, pagándole cifras irrisorias por millar de palabras, aun cuando reciban generosos subsidios. Sabemos que el mercado del libro no es el mercado del arte o el espectáculo, pero a la hora de repartir los beneficios, el editor suele relegar al escritor a la condición de ‘artista desinteresado’, mientras se enfunda los royalties.”
Edgardo Russo, editor, narrador, poeta, traductor. Santafesino, 26/12/1949 - 01/07/2015

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-35978-2015-07-04.html

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