domingo, 11 de noviembre de 2012

Para la libertad...

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.

Alto, alegre, libre, libre
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el 
hombre.

No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.

Quién encierra una sonrisa?

Quién amuralla una voz? (...) 


(Miguel  Hernández)





Un trabajador sudafricano toca el bajo con su hija un domingo por la mañana antes de ir a trabajar como peón de campo. Tenía que trabajar 60 horas a la semana por 30 dólares mensuales. (1986) 

Fotografía de David Turnley


http://www.facebook.com/photo.php?fbid=486575884710228&set=a.131512773549876.18784.127937003907453&type=1&theater

No hay comentarios:

Publicar un comentario