jueves, 9 de abril de 2009

Extraña fe en los ladrillos


No sé a ustedes, pero a mí me resulta por demás de curiosa la eficacia que algunos atribuyen a los ladrillos.
Es cierto que resultan útiles para construir lugares donde la gente se sienta calentita, tranquila y con la cabeza despejada para imaginar cosas bellas. Sirven muy bien para levantar escuelas, hospitales, salitas, bibliotecas, puentes, bares, y todas esas cosas que hacen la vida más agradable.
Nadie, ni yo, sería capaz de negar la alegría que puede provenir de los ladrillos cuando van alineándose para cobijar y proteger a la gente. De la lluvia, el frío, el desempleo, la tristeza.
Yo me refiero a la fe que le ponen algunos para resolver problemas ideológicos.
Recuerdo el muro de Berlín, como ejemplo que marcó mi generación.
Pero también están los muros perimetrales de las villas.
Y los más recientes de los countries, es decir los cantris del conurbano paquete.
Y los que separan a los EEUU de México, o sea de nosotros los del sur morocho.
Eso es ponerle mucha fe a un ladrillo. Como si no se filtraran ideas, gente, amores y odios entre las juntas.
Ni los ladrillos con los que se construyen cárceles, manicomios y reformatorios tienen esa capacidad. Y eso que esos ladrillos están puestos para que custodien el olvido de lo que allí se deposita, que suele ser aquello que le resulta indeseable a los que construyeron intelectualmente los muros. Porque los que los construyeron de verdad, a veces terminan adentro por puro error de sistema. O ustedes creen que solo las computadoras tienen errores de sistema, eh?
Y sin embargo, no hay caso. Más tarde o más temprano, siempre más tarde de lo que muchos consideran justo y más temprano de lo que otros consideran conveniente a sus intereses, el muro se afloja y reaparece aquello que se había escondido por “indeseable”.
Y aunque queda demostrado que los ladrillos son ineficaces para contener lo que se quiere olvidar, se insiste con ello. Y se extiende el muro de la cárcel y el reformatorio y el manicomio a la puta calle. Qué loco!
Y pensar que a un tipo lo eligen en las elecciones un montón de tipos con su voto para que les mejore su vida. Lo eligen porque es el más mejor de todos, se supone. El más mejor de todos para resolver los problemas de todos.
Entonces cuando lo reeligen debe ser porque es el más re-re- re mejor de todos, no?
Y el tipo se la debe creer. Para mí que se la cree. Y deja de pensar y de imaginar cómo resolver los problemas de todos de forma inteligente. Y lo primero que le sale es construir paredes en las calles para separar los de un lado y los del otro. Es como establecer un graaaan cantri, así los de adentro sienten que “algo se ha hecho por ellos”. Y los de afuera son por definición todos “indeseables”. Es decir, todo el resto del mundo y la humanidad nos convertimos en peligrosos e indeseables.
A mi me enseñaron en la escuela secundaria, en matemáticas creo, me lo enseñaron en tercer año, que si uno tiene un problema que se repite, es porque no ha dado con la estrategia adecuada para solucionarlo. O cambia de problema, que no siempre es posible, o cambia de manera de resolverlo.
Y para decirlo como lo decía el Profesor que era medio bruto, porque era de las viejas escuelas técnicas, y ya se sabe, ahí se enseñaba a defender a la Patria y no había muchos remilgos, “si usted no puede resolver un problema e insiste con la misma solución siempre, y sigue sin resolverlo, o es un pelotudo o es loco”. Así decía y a nosotros nos quedó clavadito en la cabeza para siempre.
No digo que sea una verdad inmaculada, pero para vivir la vida cotidiana que nos ha tocado, que no es tampoco ninguna pavada, sirve.
Entonces, (y ahora me disculpan, me voy a dirigir directamente al señor enmurador y los acólitos del señor re-re-re-electo enmurador y de todos los enmuradores del mundo), yo no quiero decir que Ud sea pelotudo o loco, lejos de mí hablar así de quien no conozco, pero, no le está poniendo desmedida fe a sus ladrillos? Sobre todo teniendo en cuenta que hasta ahora no le han resuelto demasiado “su problemita” de “eliminar” esa parte de la población que no logra controlar y se ha vuelto tan “indeseable”.
Si ya los usó en la cárcel y el reformatorio y no le dan resultado, no será hora de cambiar de estrategia para resolver el problema?
Si Usted fuera el dueño del corralón que vende los ladrillos, se entendería. Pero de verdad cree que los vecinos que lo re-re-re- eligieron van a vivir más tranquilos si están encerrados dentro de un muro?
Mire, una no es quién para dar lecciones ni recetas ni nada, pero la Historia sí. Piense en los muros que se construyeron antes, en todos ellos, y se va a dar cuenta que los ladrillos son ineficaces para separar, porque fueron inventados para reunir, integrar, sostener, acoger.
Se da cuenta? O cambia de problema o cambia de estrategia. Y en este caso, casi es lo mismo.
Y ahora, volviendo a lo nuestro, no les parece que alguna gente le adjudica demasiada eficacia a los ladrillos?

1 comentario:

  1. Recordé una sencilla, pero contundente frase: "un ladrillo es un ladrillo en cualquier gobierno"... es un ladrillo para Chavez, para Cristina o Berlusconi. En eso radica el atractivo del ladrillo. El ladrillo no tiene ideología, es versátil (puede hacerse tanto un lugar de encuentro como un club exclusivo), es inocente, duradero, se lo puede usar solo (para romper vidrieras separatistas) o acompañado de otros ladrillos, los hay de distintos tamaños y calidades.
    Un ladrillo es un ladrillo en cualquier parte... Ahora, las grietas en la pared, son otro tema...

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