sábado, 12 de diciembre de 2009

TAPAR EL SOL CON EL DEDO I





Hace tres meses, en pleno debate por la ley de medios audiovisuales, usando cada uno las armas que posee, vi en el subte y la calle de Buenos Aires unos enormes y costosísimos carteles financiados por “Clarín”. También vi otros muy absurdos firmados por la Juventud Radical, que daban muestras extremas de tilinguería y falta de respeto a la inteligencia.

Ya dije que cada uno usó las armas que posee, y por eso sentí vergüenza de que una agrupación política juvenil no fuera capaz de demostrar mayor capacidad para debatir ideas y prejuzgara tan tontos a sus conciudadanos.

Clarín directamente usó plata.

Para los que no los vieron o no los recuerdan, se veía una foto enorme, tapada en el centro por una tapa de Clarín que repite la misma foto con un titular explicativo. Actitud sarmientina basada en la idea de que el pueblo es bruto y se lo debe desasnar explicándole lo que está viendo.

Recuerdo que me impactó una hermosa foto de una obra en construcción en reposo. En grises.

Yo leía en aquella imagen: Ha terminado la jornada de labor, las herramientas descansan, los materiales esperan que retornen mañana los obreros y continúen la construcción.

La tapa de Clarín que tapaba la hermosa foto, decía: “Por el freno a la economía cayó otra vez la construcción”.

Un dato que no se desprendía necesariamente de la foto, cuya veracidad estaba en dudas, y que intentaba validarse con la foto.

Apenas una interpretación, una manipulación de la imagen al servicio del dato, pero sólo eso. No sé si es cierto que la economía cayó, no sé si es cierto que la construcción se frenó, o a la inversa. Lo que sé es que la tapa me tapaba la foto y me “explicaba” qué significaba.

Al costado de la enorme foto tapada por la tapa que tapa, en grandes letras: “Algunos prefieren tapar la realidad, otros las hacemos tapa” (?) ¿Mentía? Para nada. Era verdad.

Haciéndola tapa no la esconden, la interpretan según sus propios intereses y pretenden decirnos qué debemos pensar de ella. La manipulan.

No dicen toda la verdad ni tampoco mienten del todo, manipulan la realidad para generar algún tipo de respuesta en los que leen apresuradamente. Luego, es probable que haya en los artículos correspondientes al titular-catástrofe, informaciones que minimizan la situación. Pero para eso hay que detenerse a leer y no es lo que la mayoría puede hacer a diario: leer a conciencia un diario, valgan todas las redundancias que nunca serán muchas en estos casos.

No estamos hablando de resultados, de lo que efectivamente logran en la subjetividad de los lectores.

Eso depende de muchos factores, por suerte.

Estamos conversando acerca de las intenciones y del uso de los medios de comunicación.

Tendemos a creer que la función de los medios es contarnos lo que pasa. Que reflejan la realidad. Olvidamos que apenas es una mirada de la realidad teñida de intereses y de ideologías que defienden esos intereses. Cuesta recordar que miran como cualquier hijo de vecino y que la objetividad es puro cuento para convertir “sus” ideas en “nuestras” ideas.

No me enoja que el otro mire torcido. O más derecho. O más torcido.

Sí me rebela que pretenda erigirse en LA MIRADA y que haya quienes, desorientados por lo que pasa, o porque se ven afectados en sus intereses, o porque tienen miedo de todo, digan que esa tapa que tapa es la verdadera realidad.

Cada uno de nosotros tiene ojos propios y puede mirar por sí mismo e interpretar por sí mismo. Hasta los ciegos.

Si los medios están en manos de unos pocos, sólo los intereses de esos pocos se verán reflejados en carteles y tapas y programas de radio y TV.

Si los medios están en manos de muchos y diferentes actores, la realidad se enriquece y aparece el debate acerca de cuál es la verdad, cuál es la interpretación de la realidad de cada uno, en qué choca y en que se fusiona con las interpretaciones de los otros.

Aparece toda la realidad.

Y eso a veces es algo molesto, pues suele obstaculizar la imposición de verdades únicas y de realidades mentirosas.

Y esto me recuerda que existe la inseguridad.

Que no es una sensación, para nada.

Cuando estos monopolios deciden por mí lo que debo entender y cuando apoyan causas contra la infancia y los jóvenes, cuando aplauden dictaduras, cuando sacan plata del país y no la invierten para que haya trabajo digno acá, entonces siento que hay mucha inseguridad.

Clarinete y la Vieja Trompeta y sus amiguetes del 26, del barrionorte-América Notocias y de La Nazi-ón, entre otros, producen, distribuyen y difunden inseguridad todo el tiempo.

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